La cuestión catalana

La cuestión catalana se basa en la alegación de posibles y razonables desigualdades actuales respaldadas por unas falsas y manipuladas causas históricas.

Para empezar, el término "independentismo catalán" es una término que tiene 40 años. Sin embargo, el nacionalismo catalán si tiene una tradición histórica, pero se intenta confundir esos dos términos. Ni en la Guerra de Sucesión, ni en las revueltas de 1640 (donde el principado catalán fue entregado al rey francés, nunca se independizó) ni siquiera en la época contemporánea del Centre catalán (que buscaba un Estado federal) Cataluña quería la independencia. Pero por medio de la educación se tergiversa toda esta historia.

¿Cómo ha actuado la educación en Cataluña en este aspecto? Pues (y esto contado de primera mano por una profesora mía natural de Girona o Gerona, como prefiráis) desde la abolición del régimen franquista, el gobierno catalán inició una política de autoritarismo del catalán. ¿De qué manera? Pues en el régimen franquista, en las aulas se hablaba indistintamente catalán y castellano pero la lengua escrita era el castellano, lo cual era una desigualdad; y tras el régimen, lejos de dar peso a las dos lenguas, el gobierno de Jordi Pujol lo que hizo fue cambiar todos los manuales a catalán y provocar que fuese casi imposible escolarizar a los niños en castellano, derecho que deberías tener al ser una de las dos lenguas cooficiales. Tras ello, y que es lo realmente grave, comenzó la manipulación histórica. Se acuño el término de Països Catalans (lamento si lo he escrito mal) para denominar un territorio que incluía Cataluña, una pequeña parte de Francia, parte de la Comunidad Valenciana y Mallorca, que había luchado activamente contra la independencia desde 1714 con la llegada borbónica. Sobra decir que estos Països Catalans nunca existieron y que los territorios que supuestamente los integraban solo querían volver al antiguo sistema pactista de la Corona de Aragón que había durante los Austrias, nunca la independencia. Todo esto, además se acompaño de más actuaciones como la creación de una especie de embajadas en el extranjero que no tienen mucha lógica.


¿Qué tenemos? Unas nuevas generaciones educadas bajo estos principios que, en gran medida, lo más lógico es que desarrollen un sentimiento patriótico nacionalista. Lo que nadie sabe muy bien es por qué se llevaron a cabo estas acciones.
La opción más factible es que fuera por simple interés propio e ideología de los dirigentes políticos de aquel entonces pero a todo el mundo le rechina el caso de corrupción de Jordi Pujol con respecto a este tema. No estoy diciendo que se comenzara todo este proceso para enriquecerse como muchos sostienen, porque no se puede demostrar; pero como mínimo, lo normal cuando la cabeza más visible de un movimiento político resulta estar tremendamente corrompido, es exigirse un ejercicio de autorreflexión por parte de quienes lo siguen para poner en duda lo que creen y reafirmalo o cuestionarlo.

Pero volviendo a lo importante, ha quedado claro el proceso histórico falso sobre el que se asienta la independencia. Y se usa para intentar justificar unas desigualdades actuales razonables (como un centralismo algo excesivo) y que no necesitan de tanto engaño y manipulación para ser alegadas. Pero eso es otro debate.


Llegado a este punto y comenzando con la pregunta en sí, una vez que ya he explicado de donde viene todo esto, quiero analizar ciertos argumentos sobre la consulta para acabar dando mi opinión.
Hay dos cosas que me rechinan. La primera que se diga que la consulta es un acto de democracia. No puede haber argumento más falaz y que más me revuelva el estómago. 
Pongamos este caso:

" El fútbol se basa en marcar goles. ¿Es siempre legal y legítimo meter un gol? No, tiene que hacerse con respecto a las normas"

Es cierto, ¿no? Ahora sustituid "fútbol" por democracia y "marcar goles" por votar. ¡Anda! Si va a resultar que votar NO ES SIEMPRE DEMOCRÁTICO. La democracia, como casi cualquier cosa, se basa en la ley, en las normas. Votar, que es en lo que se basa la democracia, puede ser  no ser democrático si contradice las normas sobre las que se sostiene; igual que marcar un gol llevando el balón con la mano no es fútbol. ¿Os imagináis a un futbolista cogiendo un balón con la mano y metiendo gol y diciendo que cómo se lo prohíben si el fútbol se basa en marcar goles, que es legítimo? Estaría equivocado.

Y debo aclarar, aquí hay un fallo, votar no puede ser antidemocrático por definición, lo que si puede ser es no ser democrático, lo cual es distinto.  Votar nunca irá en contra de la democracia, sino que puede no ser amparado por ella según el contexto. Es una diferencia sustancial y algo que sirve a los partidarios de la consulta para decir (y con toda la razón del mundo) "votar no puede ser antidemocrático"; pero se olvidan que sí que puede no ser democrático.

Y por favor, si alguien en este punto se atreve a decir que he querido comparar algo tan relevante como la democracia con el fútbol, le animo a que deje de leer y se vaya a la cama a recapacitar sobre sus capacidades de abstracción. No he comparado fútbol y democracia, sino he abstraído sus contextos y aplicado una situación, que se ve más clara, a la otra.

La segunda cosa que me rechina es el llamado "derecho a decidir". Efectivamente, la soberanía nacional tiene el derecho a decidir. Y el argumento de los catalanes pro-consulta (que no son todos independentistas, no confundamos) es que el pueblo catalán tiene derecho a decidir sobre su nación. ¿Y no tengo yo derecho a decidir sobre mi nación? Yo no me siento madrileño, o al menos no fervientemente, eso, para mí, es solo un término burocrático y administrativo. Yo me siento español y mi nación es España. ¿No tengo yo derecho a decidir sobre lo que ocurre con la que considero mi tierra? Quiero decir, yo siento (e históricamente es así aunque en este momento importa poco) que Cataluña es parte de mi país, ¿y mi derecho a decidir sobre él? El argumento que me comunican aquí es que bueno, yo no habito la tierra sobre la que se está decidiendo pero ¿y? Esto es una concepción difícil de entender pero espero que lo hagáis. Un leridano (ignoro cuál es el gentilicio en catalán) tampoco habita Girona y quiere decidir sobre ella, ¿por qué? Porque lo considera parte de su nación. De la misma forma que yo considero Cataluña parte de la mía. ¿Lo entendéis? No se puede privar el derecho a decidir de alguien si se pretende defender el "derecho a decidir" de una población concreta. La única forma de mantener el derecho a decidir es votando todo aquel que se sienta en unión con esta tierra y tenga motivos razonables.

Y no, la lejanía (es decir, argumentar que entre Lleida y Girona hay menos distancia y tiene unas características algo más comunes que entre Madrid y Cataluña) es absurda, porque entonces yo podría decidir sobre el futuro de Castilla La-Mancha pero no sobre el de Cataluña o Galicia, y tiene bastante poco sentido.

Pero fuera de esta mera cuestión teórica, ¿acaso no se lleva años impidiendo el derecho a decidir en otros temas como me refiero en este caso a la lengua de escolarización de los hijos? Es irónico. Los partidos y organizaciones independentistas alegan una discriminación del la lengua catalana, la cual perfectamente podría ser real, pero al mismo tiempo censuran de cierta manera la castellana. No parece tener mucha lógica.


Ya para acabar, no soy autoritario ni déspota, reconozco que es más controvertido e injusto pretender la unidad de un territorio que se quiere independizar que evitar la anexión de un territorio separado que quiere unirse. Por mucho que se haya formado por un proceso histórico falso, se haya llevado a cabo una manipulación y demás, las desigualdades actuales si son debatibles cuanto menos, y no podemos quedarnos fijos en la cuestión catalana y no ceder en absoluto manteniendo a tanta población descontenta. Eso sería verdaderamente antidemocrático, desatender los deseos de las minorías (minorías con respecto al global de población española, me refiero)

Por tanto, mi visión sobre la consulta tiene un doble filo. Por un lado, estoy en contra de la consulta. Sería una irresponsabilidad permitir una votación (si tiene intención de llevar el objeto de su pregunta a la práctica) basada en una identidad nacional creada y repartida mediante dogmatismo y más cuando, como he explicado, no es democrática. No debería celebrarse, esa es mi postura. Pero creo que la consulta tiene una validez muy importante aunque no se produzca, y es por lo que no me parece mal en absoluto que los partidos independentistas hayan jugado todas sus bazas legales para querer llevarla a cabo. Esta validez se basa en que ha provocado que el desencanto allí se haga patente. Por tanto, prohibir la consulta es lo que se tenía que hacer pero eso no implica quedarnos ahí. Hay que aportar soluciones, no pasando por el independentismo ni por el inmovilismo. Ofrecer mejores condiciones, intentar atajar los problemas que nos separan.

Los absolutamente en contra de la consulta alegarán que está cimentada en demagogia y que por eso no hay que hacer nada ni llegar a pactos, pero eso no es lo mejor para todos. La realidad es que, creada o no, hay un sentimiento de secesión en Cataluña y hay que abordarlo. Es igualmente irresponsable dejarlo de lado.

Y no quiero quedarme ahí. Analizar el problema no vale nada si no se aportan soluciones. Y la solución no pasa para mi por un Estado federal. Un Estado Federal sería la precuela a más sentimientos separatistas y la antesala a, o bien al desmantelamiento total, o bien a la llegada de otro régimen autoritario que por la fuerza o mediante el ascenso electoral volverá a sumirnos en el atraso.

La solución, a mi modo de ver, es crear un comité de expertos. Dos candidatos por cada comunidad, que, todos juntos, decidan políticas únicas y estatales en aspectos muy importantes como sanidad, educación o ciertos aspectos económicos. De esta forma, no sería más facil morir de cáncer en Almería o Zamora que en Madrid por menos medios sanitarios, las pymes podrían operar en toda España sin normativas e impuestos tan distintos y que impiden el crecimiento y se reelaboraría el temario y el sistema educativo para llegar a uno donde el hecho de pertenecer a una comunidad y hacer allí el examen selectivo no sea considerado como más sencillo y menos valioso, y en el que se recogiera la singularidad de España y el tremendo privilegio de contar con varias lenguas en nuestro territorio.




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